Гарнитура:GeorgiaVerdanaArial
Цвет фона: Режим чтения: F11 | Добавить закладку: Ctrl+D
Следующая страница: Ctrl+→ | Предыдущая страница: Ctrl+←
Показать все книги автора/авторов: Marquez Gabriel Garcia
«La Aventura De Miguel Littin Clandestino En Chile», Gabriel Marquez

A principios de 1985, el director de cine chileno Miguel LittГn -que figura en una lista de cinco mil exiliados con prohibiciГіn absoluta de volver a su tierra- estuvo en Chile por artes clandestinas durante seis semanas y filmГі mГЎs de siete mil metros de pelГcula sobre la realidad de su paГs despuГ©s de doce aГ±os de dictadura militar. Con la cara cambiada, con un estilo distinto de vestir y de hablar, con documentos falsos y con la ayuda y la protecciГіn de las organizaciones democrГЎticas que actГєan en la clandestinidad, LittГn dirigiГі a lo largo y lo hondo del territorio nacional -inclusive dentro del Palacio de la Moneda- tres equipos europeos de cine que habГan entrado al mismo tiempo que Г©l con diversas coberturas legales, y a otros seis equipos juveniles de la resistencia interna. El resultado fue una pelГcula de cuatro horas para la televisiГіn y otra de dos horas para el cine, que empiezan a proyectarse por estos dГas en todo el mundo.
Hace unos seis meses, cuando Miguel LittГn me contГі en Madrid lo que habГa hecho, y cГіmo lo habГa hecho, pensГ© que detrГЎs de su pelГcula habГa otra pelГcula sin hacer que corrГa el riesgo de quedarse inГ©dita. Fue asГ como aceptГі someterse a un interrogatorio agotador de casi una semana, cuya versiГіn magnetofГіnica duraba dieciocho horas. AllГ quedГі completa la aventura humana, con todas sus implicaciones profesionales y polГticas, que yo he vuelto a contar condensada en esta serie de diez capГtulos.
Algunos nombres han sido cambiados y muchas circunstancias alteradas para proteger a los protagonistas que siguen viviendo dentro de Chile. He preferido conservar el relato en primera persona, tal como LittГn me lo contГі, tratando de preservar en esa forma su tono personal -y a veces confidencial-, sin dramatismos fГЎciles ni pretensiones histГіricas. El estilo del texto final es mГo, desde luego, pues la voz de un escritor no es intercambiable, y menos cuando ha tenido que comprimir casi seiscientas pГЎginas en menos de ciento cincuenta. Sin embargo, he procurado en muchos casos conservar los modismos chilenos del relato original, y respetar en todos el pensamiento del narrador, que no siempre coincide con el mГo.
Por el mГ©todo de la investigaciГіn y el carГЎcter del material, este es un reportaje. Pero es mГЎs: la reconstituciГіn emocional de una aventura cuya finalidad Гєltima era sin duda mucho mГЎs entraГ±able y conmovedora que el propГіsito original y bien logrado de hacer una pelГcula burlando los riesgos del poder militar. El propio LittГn lo ha dicho: “Este no es el acto mГЎs heroico de mi vida, sino el mГЎs digno”. AsГ es, y creo que esa es su grandeza.
Gabriel GarcГa MГЎrquez.
1 – Clandestino en chile
El vuelo 115 de Ladeco, procedente de AsunciГіn, Paraguay, estaba a punto de aterrizar con mГЎs de una hora de retraso en el aeropuerto de Santiago de Chile. A la izquierda, a casi siete mil metros de altura, el Aconcagua parecГa un promontorio de acero bajo el fulgor de la luna. El aviГіn se inclinГі sobre el ala izquierda con una gracia pavorosa, se enderezГі luego con un crujido de metales lГєgubres, y tocГі tierra antes de tiempo con tres saltos de canguro. Yo, Miguel LittГn, hijo de HernГЎn y Cristina, director de cine y uno de los cinco mil chilenos con prohibiciГіn absoluta de regresar, estaba de nuevo en mi paГs despuГ©s de doce aГ±os de exilio, aunque todavГa exiliado dentro de mГ mismo: llevaba una identidad falsa, un pasaporte falso, y hasta una esposa falsa. Mi cara y mi apariencia estaban tan cambiadas por la ropa y el maquillaje, que ni mi propia madre habГa de reconocerme a plena luz unos dГas despuГ©s.
Muy pocas personas en el mundo conocГan este secreto, y una de ellas iba en el mismo aviГіn. Era Elena, una militante de la resistencia chilena, joven y muy atractiva, designada por su organizaciГіn para mantener las comunicaciones con la red clandestina interior, establecer los contactos secretos, determinar los lugares apropiados para los encuentros, valorar la situaciГіn operativa, concertar las citas, velar por nuestra seguridad. En caso de que yo fuera descubierto por la policГa, o desapareciera, o no hiciera por mГЎs de veinticuatro horas los contactos establecidos de antemano, ella deberГa hacer pГєblica mi presencia en Chile para que se diera la voz de alarma internacional. Aunque nuestros documentos de identidad no estaban vinculados, habГamos viajado desde Madrid, a travГ©s de siete aeropuertos de medio mundo, como si fuГ©ramos un matrimonio bien avenido. En este Гєltimo trayecto de una hora y media de vuelo, sin embargo, habГamos decidido sentarnos separados y desembarcar como si no nos conociГ©ramos. Ella pasarГa por el control de inmigraciГіn despuГ©s de mГ, para avisar a su gente en caso de que yo tuviera algГєn tropiezo. Si todo iba bien, volverГamos a ser dos esposos de rutina a la salida del aeropuerto.
Nuestro propГіsito era muy sencillo sobre el papel, pero en la prГЎctica implicaba un gran riesgo: se trataba de filmar un documental clandestino sobre la realidad de Chile despuГ©s de doce aГ±os de dictadura militar. La idea era un sueГ±o que me daba vueltas en la cabeza desde hacГa mucho tiempo, porque la imagen del paГs se me habГa perdido en las nieblas de la nostalgia, y para un hombre de cine no hay un modo mГЎs certero de recuperar la patria perdida que volver a filmarla por dentro. Este sueГ±o se hizo mГЎs apremiante cuando el gobierno chileno empezГі a publicar listas de exiliados a los que se les permitГa volver, y no encontrГ© mi nombre en ninguna. MГЎs tarde alcanzГі extremos de desesperaciГіn cuando se publicГі la lista de los cinco mil que no podГan regresar, y yo era uno de ellos. Cuando por fin se concretГі el proyecto, casi por casualidad y cuando menos lo esperaba, ya hacГa mГЎs de dos aГ±os que habГa perdido la ilusiГіn de realizarlo.
Fue en el otoГ±o de 1984, en la ciudad vasca de San SebastiГЎn. Me habГa instalado allГ seis meses antes con la Ely y nuestros tres hijos, para hacer una pelГcula argumental que como tantas otras de la historia secreta del cine habГa sido cancelada por los productores cuando faltaba una semana para iniciar el rodaje. Me quedГ© sin salida. Pero en el curso de una cena de amigos en un restaurante popular, durante el festival de cine, volvГ a hablar de mi viejo sueГ±o. Fue escuchado y comentado en la mesa con un interГ©s cierto, no sГіlo por su alcance polГtico evidente, sino tambiГ©n como una burla a la prepotencia de Pinochet. Pero a nadie se le ocurriГі que fuera algo mГЎs que una pura fantasГa del exilio. Sin embargo, ya en la madrugada, cuando regresГЎbamos a casa por las calles dormidas de la ciudad vieja, el productor italiano Luciano Balducci, que apenas si habГa hablado en la mesa, me tomГі del brazo y me apartГі del grupo de un modo que parecГa casual.
– El hombre que tГє necesitas -me dijo- te estГЎ esperando en ParГs.
Era exacto. El hombre que yo necesitaba tenГa un alto cargo en la resistencia interna de Chile, y su proyecto sГіlo se distinguГa del mГo en algunos detalles de forma. Una sola conversaciГіn de cuatro horas con Г©l, en el ГЎmbito mundano de la Coupole y con la participaciГіn entusiasta de Luciano Balducci, nos bastГі para convertir en realidad una fantasГa incubada por mГ, hasta en sus mГnimos detalles, en los insomnios quimГ©ricos del exilio.